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El Sínodo no es un programa de televisión

La Primera Sesión de la Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos se realiza este mes de octubre en el Vaticano.

Pero todavía hay quien se pregunta, con el mundo atravesando tantos problemas, desde la guerra hasta los conflictos localizados, pasando por la crisis económica, el hambre en tantos lugares, la persecución religiosa y el Covid-19 del que todavía no nos hemos librado del todo, ¿por qué el Papa Francisco convoca a todo el Pueblo de Dios a un sínodo sobre la sinodalidad, bajo el lema “por una Iglesia sinodal – Comunión, participación y misión”?

Después de otros sínodos sobre temas ‘concretos’, como el Sínodo de la Amazonía y el Sínodo de los Jóvenes, estamos llamados, en primer lugar, a tratar de entender qué es la sinodalidad como característica y, al mismo tiempo, misión de la Iglesia, y, luego, a tratar de que este sínodo sobre la sinodalidad se organice ya de manera sinodal.

Y en esto hemos pasado dos años. Después de la apertura universal en el Vaticano, en octubre de 2021, una vez realizadas las fases local y continental, se sigue dando al Pueblo de Dios la oportunidad de “discernir juntos cómo avanzar en el camino para ser una Iglesia más sinodal a largo plazo”.

Esta Primera Sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria reúne obispos, en su mayoría, y, de forma inédita, a no obispos: laicos, hombres y mujeres, religiosos y religiosas, con derecho a voto que incluye también a las mujeres.

La hermana Nathalie Becquart, subsecretaria de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos, ya lo había confirmado en marzo, en declaraciones a la plataforma internacional informativa Global Sisters Report: “sí, votaré”. En aquel momento, la religiosa recordó que “no es posible escuchar a todo el pueblo de Dios si [no] escuchamos a las mujeres y a las hermanas (monjas/religiosas)”.

El Papa Francisco ha dicho en varias ocasiones que el Sínodo no es un parlamento. El cardenal relator general del Sínodo, Mons. Jean-Claude Hollerich, también ha subrayado que el Sínodo no es una monarquía.  En la rueda de prensa realizada a bordo del avión papal a su regreso de la visita apostólica a Mongolia (el 4 de septiembre), el Papa Francisco añadió otra imagen para decir lo que no es el Sínodo: “no es un programa de televisión donde se habla de todo”.

Con estas palabras, el Papa Francisco no pretende menospreciar el valor de los medios de comunicación, a quienes agradece recurrentemente su servicio y exhorta a hacerlo bien, sino, como él mismo dijo, “salvaguardar la dimensión religiosa y proteger la libertad de las personas que hablan” y “preservar la atmósfera sinodal» de la asamblea como «un momento religioso, un momento de intercambio religioso».

Entonces, ¿cómo hacer llegar a todos la experiencia de la asamblea sinodal, si reconocemos el importante papel de los medios de comunicación en la difusión de la propia asamblea y de los temas que en ella se plantean para el discernimiento? Durante la rueda de prensa en el vuelo de regreso de Mongolia, un periodista de la televisión francesa KTO preguntó al Papa: “¿La asamblea será secreta o no?”. Otro periodista, del medio estadounidense CNS, le preguntó: “¿No existe la posibilidad de una mayor apertura a los periodistas?”.

El Papa Francisco reveló que la asamblea contará con un departamento específico para los trabajos de comunicación: la Comisión para la Información, presidida por el Prefecto del Dicasterio para la Comunicación de la Santa Sede, Paolo Ruffini, «que emitirá comunicados de prensa sobre la marcha de los trabajos» y que «tiene una tarea difícil»: «transmitir el espíritu eclesial, no el espíritu político», ya que el sínodo no es una cuestión de ideología.

¿Qué se espera entonces de la asamblea que se celebra hasta el final del mes? En general, el Instrumentum Laboris, disponible en varias lenguas en www.synod.va, pretende «continuar animando el proceso [sinodal] en la vida ordinaria de la Iglesia, identificando en qué líneas el Espíritu nos invita a caminar con mayor determinación como Pueblo de Dios».

En la primera parte, el Instrumentum Laboris, a modo de síntesis, el camino sinodal recorrido hasta el momento, a partir de la participación recogida durante la fase local y, en particular, durante la fase continental, es decir, a partir de los documentos finales de las siete asambleas continentales realizadas en Europa, América Latina y el Caribe, África y Madagascar, Asia, Oceanía, América del Norte y Medio Oriente.

En la segunda parte del Instrumentum Laboris, a partir de los conceptos de base «comunión, misión y participación», se presentan 15 preguntas distribuidas a través de ideas clave: «Una comunión que irradia», «Corresponsables en la misión» y «Participación, responsabilidad y autoridad».

El compromiso que se pide a la asamblea sinodal y a sus miembros es mantener la tensión entre la visión global que caracteriza el trabajo de la primera parte del Instrumentum laboris y la identificación de las medidas concretas a tomar, es decir, la segunda parte del documento. «Después de tres semanas de oración, reflexión y conversión, la asamblea sinodal aprobará un documento de síntesis, que será publicado, pero que no debe considerarse un documento final», informó Paolo Ruffini. Esto se debe a que la segunda sesión de la asamblea general sinodal tendrá lugar en octubre de 2024, un camino que sin duda estará marcado por la oración, el discernimiento y el consenso.

* Leopoldina Reis Simões es miembro de la Comisión de Comunicación del Sínodo de los Obispos.

** Este artículo ha sido publicado originalmente en portugués, en la edición de octubre de 2023 de la revista «Stella», de Portugal. Traducción del CPC del Celam. Foto: Secretaría General del Sínodo / María Langarica.

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